Remo Fabbri empezó trabajando con atracciones justo después de la Segunda Guerra Mundial. Remo era hijo de un herrero, pero eligió trabajar de mecánico, ganándose una buena reputación por sus habilidades mecánicas y su talento destacado. Animado por su hermano Antonio, y siguiendo las solicitudes de numerosos feriantes de su ciudad natal de Bergantino (Rovigo), empezó a trabajar en sus atracciones, mejorando el funcionamiento de estas y su realización. Remo se dio cuenta de que había espacio para la innovación: de hecho, sustituyó el funcionamiento hidráulico y mecánico de las atracciones con aire comprimido de altas prestaciones.

A finales de la década de los cincuenta, en el negocio ahora llamado ‘Officina Fabbri’, junto a su hermano, diseñó y construyó la primera Aviogiostra (atracción de aviones): esto marcó el inicio de una aventura y una pasión, que le acompañó a lo largo de su vida longeva – murió en el año 2020, a los 100 años – y que compartió con su hijo, Alfonso, desde mediados de la década de los sesenta.